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Vitaminas y minerales en el embarazo ¿Son los suplementos necesarios en todos los casos?

Los micronutrientes, aunque en cantidades pequeñas, son indispensables para un buen estado de salud, y en el caso de las mujeres embarazadas, el aporte correcto puede evitar ciertas complicaciones en el desarrollo del feto. Con frecuencia vemos estos suplementos vitamínicos en la farmacia, pero ¿son necesarios en todos los casos? En este artículo, te contamos la importancia de algunos de ellos y como estos suplementos deben ir siempre acompañados de las recomendaciones de tu especialista.

Micronutrientes ¿por qué son imprescindibles?

Los micronutrientes están formados por vitaminas y minerales. Existen multitud de ellos y cada uno es esencial para el organismo en una cantidad pequeña y diferente. Por ello, su ausencia o exceso pueden causar complicaciones e incluso determinadas patologías. A continuación, veremos algunos de los más importantes durante el embarazo.

Dentro de los minerales encontramos los siguientes:


En cuanto a las vitaminas, estas se dividen en liposolubles (se disuelven en grasa) e hidrosolubles (se disuelven en agua). Si se consumen más vitaminas hidrosolubles de las necesarias, el organismo las elimina con la orina. Sin embargo, un aporte excesivo de vitaminas liposolubles no puede eliminarse por la orina y puede provocar una acumulación de las mismas en el organismo, lo que puede llegar a provocar una intoxicación por vitaminas.

  • Vitamina A: es importante para la vista, el sistema inmunitario, el crecimiento y el desarrollo fetal.  Su deficiencia se ha asociado con ceguera nocturna, parto prematuro, retraso del crecimiento intrauterino, bajo peso al nacer, desprendimiento placentario e incluso un incremento de la mortalidad materna.

    Sin embargo, al ser una vitamina liposoluble su exceso también puede causar alteraciones como malformaciones del sistema nervioso central.

    Podemos obtener vitamina A de hortalizas de hojas verdes, frutas como el melón y productos lácteos, entre otros alimentos.

  • Vitamina D: es esencial para el desarrollo óseo del bebé, tanto de dientes y huesos además de ayudar a mantener niveles adecuados de calcio y fósforo.

    El principal aporte de vitamina D lo obtenemos a través de la exposición solar, aunque siempre hay que extremar las precauciones y más aún durante el embarazo y no exponernos al sol en las horas de mayor radiación UV. Otras fuentes son pescados como el salmón o la caballa o alimentos fortificados como la leche.

    Su deficiencia grave se ha asociado a retraso de crecimiento intrauterino, raquitismo, y alteraciones en el esmalte dental, entre otras complicaciones.

  • Vitamina E: se trata del mayor antioxidante liposoluble, que ayuda a prevenir el estrés oxidativo. Su déficit en recién nacidos se ha relacionado con complicaciones como hemorragias intraventriculares o displasia broncopulmonar, entre otras.

    Alimentos ricos en vitamina E son, entre otros, aceites vegetales como el de girasol, las almendras y las espinacas.

  • Vitamina C: es el principal antioxidante soluble del plasma que actúa en primera línea contra los radicales libres, además de participar en el crecimiento y la reparación del organismo. Su carencia causa enfermedades que pueden dañar el tejido conectivo, alterar la cicatrización de las heridas y producir una debilidad generalizada, entre otras.

    Alimentos ricos en vitamina C son las frutas cítricas como naranjas o kiwis, tomate y pimientos rojos y verdes.

  • Vitamina K: es necesaria para sintetizar protrombina, entre otros factores de coagulación por lo que su deficiencia se asocia a trastornos de coagulación.

    Alimentos ricos en vitamina K son hortalizas de hoja verde como espinacas y brócoli, frutas como arándanos y los granos de soja.

  • Vitamina B: Son un grupo de compuestos esenciales para el desarrollo y el crecimiento del cuerpo, sobre todo para el desarrollo del feto durante el embarazo. Este grupo presenta diferentes funciones como: participar en el metabolismo energético, contribuir a la formación de glóbulos rojos y de neurotransmisores, producir determinadas hormonas, entre otras. Dentro de este grupo encontramos, por ejemplo, el ácido fólico o Vitamina B9 que tiene una gran importancia durante el embarazo.

    Dependiendo del tipo de vitamina B (B1, B12, B6, etc.) podremos encontrarla en diferentes alimentos como frutas no cítricas, huevos y productos lácteos.
  • Hierro: es fundamental para que se produzca el transporte de oxígeno de manera adecuada hacia los diferentes tejidos y órganos. Puede encontrarse en carnes magras, cereales, lentejas o nueces, entre otros alimentos.

    Durante el embarazo, los niveles de hierro pueden verse disminuidos y si las mujeres no presentan reservas de hierro antes de quedarse embarazadas pueden presentar anemia ferropénica, la anemia más común entre las mujeres embarazadas.

    Niveles bajos de hierro, se han asociado con bajo peso al nacer, prematuridad y un efecto perjudicial en el rendimiento cognitivo y el desarrollo físico del futuro bebé. Sin embargo, su exceso tampoco es saludable ya que se ha asociado con una disminución de la perfusión placentaria y con un crecimiento intrauterino retardado, entre otras complicaciones.

  • Yodo: tiene un papel fundamental en la formación de las hormonas tiroideas, que son esenciales para el desarrollo y funcionamiento de los órganos, en especial del cerebro. El cerebro humano se desarrolla de manera activa desde la etapa prenatal hasta aproximadamente los 3 primeros años de vida, por lo que su deficiencia puede repercutir de manera irreversible en el desarrollo neurológico del bebé, además de aumentar el riesgo de abortos de repetición o un retraso en el crecimiento.

    De la misma forma, un consumo excesivo se asocia a un mayor riesgo de tiroiditis autoinmune o hipertiroidismo en la madre e hipertiroidismo neonatal.

    El yodo es un mineral que no puede almacenarse en el organismo, por lo que su consumo está indicado a diario. Algunos alimentos ricos en yodo son la sal yodada, productos lácteos o algas marinas. Las mujeres que consumen una gran cantidad de algas deben controlar el aporte de sal, ya que estos vegetales son muy ricos en este compuesto y un consumo excesivo puede causar hipertensión, entre otras alteraciones.

  • Zinc: Es esencial para la síntesis de proteínas, la división y el crecimiento celular entre otras. En las primeras etapas del desarrollo del futuro bebé se produce una división celular y una síntesis de material genético a un ritmo muy elevado por lo que este mineral, entre otros factores, es imprescindible para que esto suceda de manera adecuada.

    Su déficit puede provocar complicaciones en la embriogénesis y el desarrollo fetal pudiendo causar malformaciones congénitas e incluso defectos esqueléticos y cerebrales. Si la deficiencia es moderada puede causar un mayor riesgo de rotura prematura de membranas e incluso un parto prematuro.

    Podemos encontrar zinc en carnes rojas o de ave, cereales fortificados o frutos secos, entre otros alimentos.

  • Cobre: Es esencial para el funcionamiento de unas proteínas denominadas enzimas. Podemos encontrarlo en nueces, semillas de girasol y champiñones, entre otros alimentos.

    Aunque es normal que durante el embarazo aumenten los niveles de cobre en el plasma, en determinados casos si hay un déficit, puede causar alteraciones pulmonares, esqueléticas e incluso hormonales, además de rotura prematura de membranas o parto prematuro.

  • Calcio: Se trata del mineral más abundante del organismo y es esencial para la estructura ósea, la transmisión del impulso nervioso y la coagulación sanguínea, entre otras funciones. Alimentos ricos en calcio son productos lácteos, la col rizada y el repollo.

    Durante el embarazo, se producen cambios en su metabolismo ya que aumenta su absorción. Su déficit se asocia a prematuridad y preeclampsia.

  • Fósforo: Es esencial para el transporte y producción de energía además de ser un componente de las membranas celulares y ácidos nucleicos, entre otros.

    Su metabolismo se asocia en gran medida al del calcio y se encuentra en una gran cantidad de alimentos como productos lácteos, nueces y semillas de sésamo o legumbres.

¿Qué ocurre en aquellas mujeres embarazadas que no incluyen todos los alimentos en su dieta?

Cada embarazo es único y aunque una dieta equilibrada suele ser suficiente para obtener estos micronutrientes en sus cantidades adecuadas, es esencial realizar revisiones para asegurarnos que no existe ningún déficit. Además, existen algunos casos en los que las mujeres deben seguir una dieta específica, por lo que puede aumentar el riesgo a sufrir alguna carencia de estos micronutrientes.

En el caso de las mujeres celiacas, es esencial que respeten las restricciones de una dieta sin gluten durante el embarazo, ya que de lo contrario podría aumentar el riesgo de complicaciones en el desarrollo del feto. En estos casos, suelen ser más frecuentes las anemias ferropénicas (causadas por un déficit de hierro), por lo que es importante controlar los niveles de este micronutriente en las revisiones.

Las mujeres intolerantes a la lactosa deben tomar calcio ya que como hemos visto es esencial en múltiples procesos. Pueden encontrar leche y yogures sin lactosa o incluso los quesos muy curados son bajos en lactosa. Aunque esta recomendación aplica a la población general, en las mujeres embarazadas se hace aún más importante ya que si la ingesta de calcio es insuficiente, la vitamina D puede movilizar los depósitos de calcio de los huesos, pudiendo causar tanto raquitismo en el bebé, como osteomalacia en la mujer.

Las mujeres vegetarianas, que solo han eliminado de su dieta la carne, pueden presentar una deficiencia de hierro. Sin embargo, si son veganas, es decir, tampoco consumen huevos ni leche, puede que al déficit de hierro se una un déficit de calcio e incluso de vitamina B12. Para ello, deberán seguir las recomendaciones de un especialista, aumentando el consumo de alimentos ricos en micronutrientes como frutos secos, levadura de cerveza o germinados de soja.

Suplementos de vitaminas y minerales ¿son imprescindibles durante el embarazo?

Como hemos visto, todos los nutrientes y minerales necesarios para el correcto desarrollo del bebé y la salud de la madre se encuentran en los diferentes alimentos y una dieta equilibrada en la mayoría de los casos es suficiente para obtener las cantidades necesarias de los mismos.

Sin embargo, cada embarazo y cada mujer es única, por lo que antes de comenzar a tomar un suplemento, es esencial acudir al médico para que valore el estado de salud de la mujer y le recomiende, según su caso concreto, los suplementos que realmente necesita, ya que como hemos visto, el exceso de estos micronutrientes también puede suponer un riesgo para la salud.

Existen micronutrientes donde la suplementación se realiza de manera sistémica a todas las embarazadas, como en el caso del ácido fólico que, como explicamos en el artículo sobre este compuesto, en muchos países se ha implementado la recomendación de suplementos de esta vitamina incluso unos meses antes del embarazo, ya que es fundamental para evitar defectos del tubo neural en el feto.

Sin embargo, si consideramos otros micronutrientes, la información al respecto es menos clara. La vitamina A por ejemplo apenas muestra variaciones en sus niveles durante la gestación y por lo general las mujeres obtienen suficiente vitamina A a través de la dieta por lo que su suplementación no se recomienda de manera generalizada.

En el caso del fósforo o la vitamina D, la suplementación está indicada en casos concretos como aquellas mujeres que presenten hipotiroidismo. Por otro lado, la suplementación de hierro estaría indicada cuando la gestante presenta anemia para alcanzar los niveles adecuados.

En cuanto al yodo, aunque sus niveles suelen ser bajos en la población, normalmente la utilización de sal yodada suele ser suficiente para suplir las necesidades. Durante el embarazo en algunas ocasiones sí se recomiendan los suplementos de este compuesto, incluso durante la lactancia, ya que la única fuente de yodo si el recién nacido toma el pecho, es a través de la leche materna y como hemos visto, el yodo es esencial para el correcto desarrollo cerebral.

Por lo tanto, a día de hoy, no existe evidencia que afirme que los suplementos con múltiples minerales y vitaminas sean más beneficiosos que aquellos que solo aporten el micronutriente necesario para la gestante. Además, en los últimos años se ha aconsejado eliminar de los multi-suplementos para el embarazo, la vitamina A, por poder producir efectos perjudiciales y la vitamina D, al variar su necesidad en las distintas poblaciones.

Es por ello que, antes de tomar ninguna decisión acerca de la utilización de suplementos vitamínicos durante el embarazo, es esencial que consultes con tu especialista, quien podrá realizarte un estudio específico, recomendándote ciertos alimentos o indicándote el tipo de vitaminas que serían aconsejables en tu caso.

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