Cuestión de Genes

Enfermedades infantiles más comunes, sus causas y cómo prevenirlas

Las enfermedades infantiles, en la mayoría de los casos, están causadas por agentes infecciosos contra los que los niños aún no han desarrollado inmunidad. Sabemos que son un motivo de preocupación para los padres, por eso en este post queremos explicarte cuáles son las más frecuentes, qué las origina y algunos hábitos que puedes seguir para prevenirlas en la medida de lo posible. 

Los pilares de la salud de los más pequeños

En otros artículos, como por ejemplo Estilos de vida saludables: cómo conseguir la mejor versión de ti mismo, hemos hablado de las diferentes acciones que puedes poner en práctica para estar saludable.

Aunque en este artículo comentamos ciertos hábitos que pueden implantarse en la etapa adulta, siempre es mejor adquirirlos desde la infancia, pues resultará más fácil que se mantengan sólidos a lo largo de toda la vida.  Por eso es importante que los transmitamos a nuestros hijos, para que se acostumbren desde pequeños a tomar decisiones que beneficien su salud a corto, medio y largo plazo. 

Como sabes, uno de los pilares de la salud, por supuesto también de la infantil, es la alimentación. Sin embargo, en muchos casos no se le da el valor necesario. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 17,6 millones de niños menores de  5 años sufren obesidad, una enfermedad que como hemos visto en otros artículos, tiene graves consecuencias, puesto que aumenta el riesgo a sufrir enfermedades como las cardiovasculares o la diabetes. Prevenir el sobrepeso y la obesidad será mucho más sencillo si desde la infancia se han adoptado hábitos alimentarios saludables.

¿En qué consiste una alimentación correcta en la infancia?

Una alimentación adecuada debe proveer al niño de todos los nutrientes esenciales para el crecimiento y el desarrollo de huesos y músculos sanos, y prevenir el riesgo de sufrir patologías comunes como la obesidad. Esta enfermedad cada vez es más frecuente en la población infantil, como te explicamos en el post Cómo prevenir la obesidad.

Unos de los factores más importantes que hay que tener en cuenta es la edad del niño, pues según esta, sus necesidades nutricionales varían.

El Ministerio de Sanidad diferencia las siguientes etapas:

  • De 3 a 6 años: la necesidad energética es muy alta, pues el niño está en pleno desarrollo y sometido a una gran actividad física.
  • De 7 a 12 años: las necesidades de crecimiento siguen siendo muy importantes. En esta etapa es clave concienciar al niño para que coma de forma saludable. 
  • De 13 a 16 años: a esta edad los músculos y el esqueleto acaban de formarse, por eso es fundamental aportar las calorías suficientes e incluir proteínas de alta calidad, así como la cantidad suficiente de calcio. 

La importancia de la actividad física y el descanso

El otro pilar de la buena salud, junto con la alimentación, es el ejercicio físico. En los niños es esencial, además de para mantenerlos en su peso, para favorecer su desarrollo físico y cognitivo, y aportarles otros beneficios a corto, medio y largo plazo. 

De acuerdo con la OMS es recomendable que los niños de entre 5 y 17 años realicen, al menos, una hora diaria de ejercicio físico moderado

Para los más pequeños, se recomiendan deportes aeróbicos que ayudan a desarrollar la coordinación o la elasticidad y, a partir de los 7 o 10 años, los deportes de equipo, pues fomentan la disciplina y la colaboración.  

Además del ejercicio y de la buena alimentación otro hábito fundamental para mantener la salud de los pequeños es dormir las horas apropiadas a cada edad:

  • 0-2 meses: entre 10,5-18 horas.
  • 2-12 meses: entre 14-15 horas.
  • 1-3 años: entre 12-14 horas.
  • 3-5 años: entre 11-13 horas. 
  • 5-12 años: entre 10-11 horas. 

Todas estas medidas son fundamentales para prevenir las enfermedades infantiles, sin embargo, siempre existe riesgo de que aparezcan. A continuación, veremos algunas de las más comunes.

Enfermedades infantiles más comunes

Las enfermedades que mostramos a continuación tienen un origen infeccioso, causado por virus, bacterias u hongos procedentes del exterior. También pueden afectar a los adultos, pero el hecho de que sean tan comunes en la infancia se debe a que el sistema inmune de los niños se encuentra en pleno desarrollo, y necesita exponerse a estos agentes para desarrollar anticuerpos que les protegerán en un futuro.

Enfermedades infecciosas

Afectan tanto a la mucosa digestiva y a la respiratoria y en su mayoría se denominan con el nombre órgano afectado seguido del sufijo “itis”, ya que también causan inflamación.

Por ejemplo, entre otras, se incluyen en esta categoría, la rinitis, la otitis o la gastroenteritis.

Los síntomas característicos generales de estas enfermedades son, entre otros:

  • Dolor
  • Enrojecimiento
  • Irritación
  • Agrandamiento de los ganglios locales defensivos

Además, cada patología tiene síntomas distintivos que ayudan al diagnóstico.

El tratamiento, que suele ser rápido, consiste en combatir al agente exterior que ha provocado la inflamación. Por ejemplo, si se trata de bacterias se usarán antibióticos. 

Algunas de estas enfermedades y sus síntomas son: 

  • Amigdalitis aguda: su origen suele ser bacteriano y, además del enrojecimiento de la garganta, la fiebre alta, la tos y la rinorrea son los síntomas más comunes en niños.  
  • Otitis media aguda: esta infección es muy común en niños menores de 3 años. Casi siempre está causada por una bacteria, aunque en ocasiones también puede originarla un virus. Provoca dolor en el oído afectado y puede producir diarrea y fiebre.
  • Cistitis: es una infección urinaria que sufren aproximadamente un 3% de niñas y un 1% de niños. La causa es una infección bacteriana y sus síntomas característicos son las ganas continuas de orinar y escozor al hacerlo.

Las enfermedades infantiles originadas por agentes externos son numerosas, pero una de las más comunes, es el resfriado, con la que casi todo el mundo está familiarizado. En nuestro artículo Resfriado en recién nacidos, te contamos qué es el resfriado, por qué es tan frecuente en niños y por qué los antibióticos no son efectivos para su tratamiento. 

¿Cómo se contagian las enfermedades infantiles infecciosas?

El contagio de las enfermedades infecciosas es muy sencillo, y puede darse durante el periodo de incubación, es decir, antes de que se manifiesten los síntomas. Como ya hemos explicado antes, uno de los motivos por los que estas enfermedades son muy frecuentes en niños es la debilidad de su sistema inmunitario contra estos agentes infecciosos. Otro de los motivos, es que los niños comparten juguetes y pasan mucho tiempo acompañados de otros niños, que pueden toser sin taparse la boca.

Las vías fundamentales de contagio son:

  • Respiratoria: el contagio se produce a través de las micro gotitas con partículas infecciosas que expulsamos cuando tosemos, estornudamos o incluso hablamos.
  • Fecal-oral: transmisión a través de bacterias o virus eliminados por las heces. El contagio se produce al ingerirlos, por ejemplo, a través de agua o alimentos contaminados. 
  • Contacto directo: a través de objetos compartidos.
  • Contacto a través de líquidos orgánicos como la saliva o la sangre.

Por ejemplo, en la enfermedad boca-mano-pie, causada por un virus y que provoca ampollas en las palmas de la mano, las plantas del pie o el interior de la boca, el contagio se produce por vía respiratoria o fecal-oral, y su periodo de incubación dura entre 3 y 6 días.

Por su parte, la conjuntivitis, una enfermedad que consiste en la inflamación de la conjuntiva que es la zona blanca del ojo puede ser causada por un virus y su periodo mínimo de contagio es de 9 días, ya que las partículas del virus pueden permanecer en tejidos, almohadas, toallas, etc.

La eficacia de las vacunas para prevenir enfermedades infantiles 

Las vacunas consisten en administrar, normalmente mediante inyección, virus o bacterias debilitados para inducir la inmunidad frente a ellos.

El sistema inmune de la persona que recibe la vacuna considera extrañas las sustancias inoculadas y lucha contra ellas preparando sus mecanismos de defensa.

El agente infeccioso, al estar debilitado, no es capaz de causarnos la infección, sin embargo, nuestro organismo queda preparado para poder atacar con eficacia al virus o bacteria si este nos infecta en un futuro evitando que enfermemos. 

Gracias a las vacunas se han erradicado multitud de enfermedades en algunos países, como por ejemplo la viruela y en el caso de otras enfermedades como la poliomielitis el número de casos se ha reducido drásticamente. Hay que subrayar que no es que los virus o bacterias responsables de las patologías hayan desaparecido, sino que las personas vacunadas están protegidas frente a ellos.

La vacunación es una de las formas más eficaces de proteger a los niños de enfermedades infantiles, algunas de las cuales pueden ser muy graves y mortales en los peores casos.

Dos enfermedades con mucha incidencia en el pasado que, gracias a las vacunas han disminuido mucho o prácticamente se han eliminado son:

  • Hepatitis B: infección del hígado provocada por un virus. Puede generar cirrosis o incluso desarrollo de cáncer en el órgano afectado. La enfermedad puede volverse crónica, lo que ocurre en el 90%-95% de niños infectados perinatalmente.

Su incidencia es global, pero gracias a la introducción de la vacuna contra la hepatitis B en casi todos los calendarios de vacunación, en los últimos años el número de casos ha descendido.

  • Poliomielitis: Esta enfermedad contagiosa es transmitida por un virus que lesiona las neuronas motoras y provoca parálisis flácida permanente.

En el 95% de los casos los afectados son asintomáticos y en algunas ocasiones, presentan síntomas similares a los de la gripe. Sin embargo, esta enfermedad puede ocasionar complicaciones como la parálisis de las extremidades y en el peor de los casos, la muerte. En la década de 1950 solo en Estados Unidos esta enfermedad provocó parálisis a más de 15.000 personas. Es importante destacar que no existe cura para esta enfermedad, por lo que la importancia de las vacunas es aún mayor, ya que han permitido reducir un 99% el número de casos de poliomielitis.

Enfermedades infantiles genéticas

Los agentes externos no son los únicos responsables de las enfermedades infantiles. Como sabrás bien si lees habitualmente nuestro blog, nuestro genoma contiene toda la información necesaria para mantener la vida, pero si se producen alteraciones en estas instrucciones, es decir, si ocurren mutaciones en los genes, pueden aparecer enfermedades.

En el artículo Enfermedades hereditarias, descubre algunos ejemplos, te explicamos que existen multitud de enfermedades genéticas. Algunas de ellas son congénitas, lo que significa que se presentan desde el nacimiento. Pueden darse bien porque los padres las transmitan a sus hijos o bien porque mientras se está formando el feto ocurra una mutación “de novo”, es decir, espontánea. Te hablamos a continuación de algunas de estas patologías. 

La fibrosis quística

Un ejemplo de este tipo de enfermedades genéticas, que puede manifestarse tanto en niños como en adultos, es la fibrosis quística, que afecta principalmente a los pulmones y el aparato digestivo, entre otros órganos del cuerpo.

En la fibrosis quística, los fluidos de las células que producen mucosidad, sudor y jugos digestivos, que normalmente son ligeros y lubricantes, se vuelven pegajosos y espesos, y se acumulan en los conductos del organismo, sobre todo en los pulmones y en el páncreas. 

El diagnóstico, casi siempre se produce alrededor de los dos años, aunque a veces no se detecta la enfermedad hasta los 18. En estos últimos casos la fibrosis quística se suele presentar en una forma más leve.

La causa de la enfermedad son mutaciones en el gen CFTR, y presenta un patrón de herencia autosómica recesiva, es decir, que las dos copias del gen deben estar alteradas para presentar la enfermedad. Si quieres saber más acerca de los modos de herencia puedes revisar nuestro blog, en concreto, artículos como Enfermedades y tipos de herencia genética.

Aunque las personas con fibrosis quística necesitan cuidados diarios, su calidad de vida ha mejorado mucho en los últimos diez años y su esperanza de vida se ha alargado hasta los 35-39 años.

La talasemia

La talasemia es otra enfermedad genética común. Engloba un grupo de patologías que afectan al modo en el que el cuerpo produce hemoglobina, una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos y que es la responsable de transportar oxígeno en el organismo.

Aunque en ocasiones los pacientes con talasemia no presentan síntomas y no requieren tratamiento, lo habitual es que presenten anemia, pudiendo llegar a necesitar transfusiones de sangre de forma periódica.

Se trata de una enfermedad es hereditaria y está causada por mutaciones en el gen HBB

¿Se pueden detectar las enfermedades infantiles antes de que aparezcan?

Cuando los bebés nacen, se les realiza un cribado neonatal conocido como “prueba del talón”, que permite detectar al menos siete enfermedades congénitas que puede sufrir el recién nacido.

La prueba del talón analiza un número limitado de patologías, por eso en Veritas ofrecemos myNewbornDNA, un test complementario que estudia más de 390 enfermedades de origen genético. Una detección precoz tiene numerosas ventajas, ya que permite tomar las medidas necesarias para minimizar las consecuencias de muchas enfermedades infantiles. Hoy en día, gracias a los avances de la genética, es posible. No dudes en contactar con nosotros para más información. 

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